EL DOLOR DE YA NO SER

22 noviembre, 2008

BUENOS AIRES, SIN DISFRAZ


SOLES-VIDEO-TEATRO ODEON-1982

SOLES

SOLES
De Marilina Ross

El Sol de mi guitarra huyó
Desolada quedé y sola sin el sol
En mi traté de descubrir
Adónde el Sol se fue
Y el Mi se fue con él
El Fa no supo contestar
De soledad tal vez
Vivía entre los dos
El Si por fin dijo: No sé
Ni el Do, ni el La ni el Re
Pudieron responder

De repente una mañana
De mi pecho se escapó
Una voz que me decía:
Por aquí está el sol
Y empezamos a andar
Entre telarañas de un viejo disfraz
Y rostros de amores que ya no están

Siento que remonto vuelo
Y voy planeando en espiral
Sobre muertos no olvidados
Sobre el bien y el mal
Y la niña que fui
Se alegra de verme llegar al final
Donde el sol va a dar a luz el amor
Y canta:

Aunque no lo veamos el sol siempre está
Aunque no lo veamos el sol siempre está

20 noviembre, 2008

A MI RENATITO, KE SE FUE TAN TEMPRANO...TE AMO


A MIS AMORES.....


PICOLINO----A RENATITO, DE ITALIA


"Villa Ocampo, Escenario de Cultura"





VILLA OCAMPO, LA INSÓLITA

Entre los árboles y el río, se levanta la casa que construyó el ingeniero Manuel Ocampo: sólida, francesa, bien proporcionada. Vivienda asignada a Victoria, la primera de las seis hermanas Ocampo, para que allí prosperara una familia más de la élite social de su tiempo, y destinada a ser una de las tantas mansiones de la aristocracia argentina, Villa Ocampo va a transformarse en un navío que transportará y difundirá los diseños y los proyectos de una generación transfigurada por la energía y la originalidad invencible de Victoria Ocampo.

Desde Villa Ocampo irradian los nombres que son reflectores de la primera mitad del siglo XX, una suerte de Siglo de Oro planetario detenido sólo por la segunda guerra mundial. Hasta allí llegan las cartas de Valéry, el piano donde se sientan Stravinsky y Ansermet, las discusiones entre Roger Caillois y Borges, las visitas de Malraux, de Indira Gandhi y de Graham Greene, las conversaciones entre Victoria y Camus. Allí aparecen María Elena Walsh y Atahualpa Yupanqui, Tita Merello y Ortega y Gasset, Ansermet y Alfonso Reyes. Desde allí parte la correspondencia de Victoria, un testimonio personal de riqueza inexplorada, que va desde Gabriela Mistral a Rabindranath Tagore pasando por Silvina Ocampo y Jauretche. El dial de Victoria anticipa la dimensión global, pero Villa Ocampo no es un espacio digital sino un lugar concreto de encuentros audaces e imprevisibles. En Villa Ocampo se discutía y hasta con aspereza sobre la guerra, el nazismo y el comunismo; no era en absoluto un ambiente exclusivamente literario o mundano. Allí convivían la poesía, el humor, la sorpresa, el talento —a veces el genio— y esa manera infalible de aliar la gran simplicidad criolla con la medida del mundo y las madreselvas al tapiz de Picasso.

(Fragmento del libro Escenario de Cultura)